9.7.08

el pibe de las patillas y el viejo


El pibe de las patillas era un pibe que vivía en la isla. Antes que estemos nosotros y antes de que esté el viejo de las estampitas, y antes que esté el chofer que nos lleva a la ciudad en balsa.
Al parecer, en un momento había dos personas habitando la isla. El pibe de las patillas y otro tipo más, un poco mas grande. Un señor. Pero ninguno sabía de la existencia del otro.
La primera vez que se vieron el pibe de patillas estaba en calzones, levantándose, con arena en el pelo y en sus patillas. Era un día soleado, caluroso.
El pibe patilla se levantó escuchando el sonido del mar. Y con ese sónido fue que vio al otro habitante caminando con un traje marrón y un bastón.
Más tarde descubrimos que el Señor tenía en su lado de la isla un enorme armario lleno de ropas, colonias, pañuelos, relojes y demás cosas. Vivía para vestirse bien. En la época en la que él vivió en la isla no había un chofer que lo lleve hasta la ciudad, entonces el mismo se iba a la ciudad en balsa. Iba con un mameluco azul y unas chancletas. Buscaba unas putas cerca del puerto y se las llevaba a la isla. Entonces llegaba a la isla, se vestía con un buen traje, se ponía colonia y un pañuelo acorde y comenzaba la fiesta con las putas. Siempre tenía whisky que le traía un barco de contrabando. La fiesta duraba dos o tres días. Las putas estaban muy cómodas en la isla. Se quedaban con el viejo chupando whisky, comiendo pescado, bananas, cocos; cogiendo y pasándola bien.
Entonces, el pibe de las patillas vio al viejo caminando por la isla esa mañana calurosa. Lo llamó. No consideraba la posibilidad de que hubiese otro habitante en la isla. Nunca se había enterado de nada, ni sabía que en este preciso momento habían tres mujeres más en la isla.
El viejo le explicó que él hacía 45 años que estaba viviendo en la isla. El pibe patilla hacía unos 10 años que estaba por allí. El viejo le dijo al pibe que no se preocupe, que no tenían porque volver a verse, que podía seguir haciendo su vida tranquilo.
Y así fue. Por 8 años más convivieron. Nunca más se volvieron a ver.

Una vez con el niño pescamos un pescado enorme. Era mediodía, un día muy parecido al día en que se encontraron estos dos habitantes. Nos costó bastante sacar al pescado del agua. Cuando abrimos el pescado vimos en su interior al pibe de las patillas y al viejo. Los dos en el interior del pescado, como si hubiesen sido tragados enteros.
Ese día compramos whisky de contrabando, hicimos una gran fogata, cremamos los cuerpos e hicimos una fiesta, comimos pescado, bananas, cocos, tomamos whisky e invitamos a las sirenas de la isla de al lado.
3 días duró la fiesta. 1 día por el pibe de las patillas, 1 día por el viejo y 1 día por el pescado que se los comió, a uno y después al otro.

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