9.9.09

la persona concentrada




Si no me falla la memoria deben ser más o menos dos meses desde que mejoré mi problema de concentración. ¿No? Si, dos meses. Ese día mi jefe simplemente se me sentó al lado y me dijo “hasta que no termines no me muevo de acá”. Al final no se me puso al lado, pero sentía que estaba viendo a mi monitor todo el tiempo. El resultado fue positivo y desde ese día me sentí una persona totalmente dependiente. Me inventé un jefe que me miraba todo el tiempo. En dos meses lo fui perfeccionando. Primero lo fui moviendo de izquierda a derecha. Luego puse un fondo de pantalla negro de manera de estar en el escritorio y verlo moverse atrás mío, y por último lo hice hablar. Mi producción mejoró desmesuradamente y poco a poco fui mejorando mi relación en la empresa. Empecé a trabajar en los proyectos más importantes y mi sueldo se fue incrementado. Por otro lado mi relación con mis compañeros fue empeorando o tendiendo a nula. Mi concentración era tal que éramos mi jefe y yo en esas ocho horas de trabajo. Empecé a comer cada vez más rápido, optimizando mi manera de ver la alimentación para que mejorara aún más mi rendimiento. Poco a poco integré a mi jefe a mis trabajos en casa. Ahí el oficiaba más de consejero, o contestaba algunas preguntas mías, porque realmente el no era el dueño de esos proyectos. Pero aún así sentía la necesidad de mostrarme como un buen diseñador delante de él. En ese sentido también comencé a cuidarme en las acciones que realizaba en su presencia. Me volví bastante temeroso y sobreactuado.En cuanto al trabajo, las ideas al principio eran mías. Ponerlas en mi jefe me ayudaban a ver las cosas desde otro punto de vista. Pero poco a poco sentí que algunos comentarios eran imposibles que fueran míos. “¿Te parece probar con violeta?”, cuando ese color nunca lo hubiera considerado. Empezó a fijarse más en el tema producción y menos en lo que salía como diseño. La calidad fue empeorando a mi criterio, y la idea comenzó a satisfacer siempre al cliente. Discutíamos todo el tiempo y la relación se fue volviendo un poco insostenible.
Decidí renunciar.

Alejándome de esa situación enfermiza me di cuenta de lo cerca que estuve de volverme loco. Actualmente sigo concentrado porque empecé a trabajar con algunos amigos.

8.9.09

Blues de la negra oscura



La Negra Oscura. Andaba por ahí, moviéndose. No sabías que venía la negra oscura si no era por los labios que eran como una lampara de color chicle, y por los ojos, que eran negros, más negros, y el resto del globo ocular blanco blanco.
Así la reconocías.
Y por la pollera violeta que a veces se distinguía, muy oscura, entre la oscuridad.
Caminando como un gato negro. Sabía que le iba a dar mala suerte. La negra llevaba el número 13 en la frente. Era negro, mas oscuro que la negra, por eso lo veía.
Por alguna razón todos querían el número 13 de la negra oscura.