10.2.08

Pato





dibujo en defensa del uso del idioma español
si un
pato se tira un gas suena "pum" y no "poom" o "boom" o "splash". atolon rules.
uskn en us absas.

5.2.08

Las piernas separadas

El amigo aquel de mi padre que era medio bobo salió un día a cazar.
Fue hasta un campo donde siempre iba y sacó su escopeta.
Era gordo, tenía la boca como metida para adentro y un gorro de paja.
La última vez que lo vi fue una vez que estaba en la camioneta roja de mi padre.
Él estaba con el sombrero ese de paja, una camisa a cuadros y un enterito.
Entonces cuando arrancó la camioneta yo miré para atrás como su figura se iba alejando.
Creo que él no entendió porqué miraba para atrás. No saludó con la mano ni nada.
Se quedó parado con las piernas separadas tocándose el cachete.
Entonces él fue a cazar un miércoles que nadie trabajaba.
Mi padre decía que era un peligro que él cace solo.
Resulta que vio algo moverse entre unos matorrales y disparó y sintió un grito.
Entonces fue corriendo atrás de los matorrales y había un hombre negro tirado en el suelo, temblando.
El negro sudaba mucho y tenía su camisa celeste cubierta de sangre.
El amigo de mi padre se quedó mirando un rato. No entendía que pasaba. Pero no se sentía del todo bien.
El negro pedía ayuda gritando. Un grito que mezclaba labios carnosos con dientes blancos, ojos marrones, sudor y mucha sangre.
El amigo de mi padre le miró la lengua que temblaba con cada grito, y después le miró la sangre, y comprendió que no se sentía nada bien.
Se empezó a marear, tuvo nauseas hasta que vomitó.
Vomitó encima de la camisa celeste llena de sangre del negro. Y vomitó una vez más; y finalmente escupió hasta que la boca le quedó medianamente seca.
Respiró fuerte por la boca. Estaba sudando mucho también.
De rodillas, levantó la mirada hacia el sol que cubría toda la escena, y que lo encandilaba.
Apoyó las manos gordas sudadas en el pasto, después se las pasó por su escaso pelo canoso, dejándolo cubierto de tierra, yuyos y pasto y alguna hormiga.
El grito del negro fue parando hasta convertirse en un gemido y después en un sollozo.
El amigo de mi padre no sabía que hacer. Se paró tratando de hacer equilibrio. Estaba mareado todavía. Entonces se sacó la camisa y la puso por encima del moribundo, y empezó a llorar. Y empezó a pedir por favor que no se muriera, pero el negro se estaba muriendo, y el amigo de mi padre, con sus enormes ojos desorbitados, no sabía que hacer.
Lloró y lloró a gritos, la situación se le hacía incontrolable.
Decidió que lo mejor sería irse del lugar y olvidarse de todo.
Y entre los grandes yuyos y matorrales empezó a caminar, mirando para atrás cada tanto, y secándose las lágrimas y los mocos con un pañuelo que tenía en el bolsillo de los vaqueros.
Y se fue alejando, hasta que el moribundo no se veía.
Entonces encontró un árbol que daba un poco de sombra y se tiró a descansar un poco.